
Ayer naufrague en un mar de locura con aguas sedientas de una ilusión
Me abriste tu boca y yo me adentre en ella como perdida buscando alguna estrella en el pistilo de una amapola
Fui naufraga durante la madrugada y el sereno no era capaz de incubar un corazón
Nadé y nadé en contra del sol y entre rocas me topé con tu rostro que un día había dibujado en un bosquejo de marfil, lo toqué por un momento y dejé de nadar…
Hoy desperté en la orilla, me dejé llevar por el remolino del mar sin límites ni horas, loco y perturbado, alegre y arriesgado…
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